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¿Cuáles son las fases del Alzheimer?

 

 

A pesar de que cada persona es un mundo y la enfermedad puede desarrollarse de manera diferente según la persona, en líneas generales se pueden distinguir 4 fases del Alzheimer principales: fase preclínica, fase leve, fase moderada y fase grave.

Las fases del Alzheimer poseen una duración, una cronología y unos patrones que resultan complejos de medir, por lo que solamente son fácilmente diferenciables los estados más leves y los estados más graves. Conozcamos con mayor detalle y profundidad cada fase que aparecerá a medida que evolucione la enfermedad.

 

¿Qué es la enfermedad de Alzheimer?

El Alzheimer es la enfermedad neurodegenerativa más frecuente del mundo, una enfermedad que es capaz de generar un deterioro cognitivo de gran gravedad a medida de transcurren los años. Se trata de la forma más común de demencia en personas de avanzada edad. Este trastorno cerebral impide que la persona pueda desenvolverse por si misma en las actividades cotidianas.

La duración de la enfermedad desde que comienzan a parecer los primeros síntomas puede ser muy variable, pudiendo llegar hasta los 20-22 años en algunos casos, es decir, suele tener una evolución lenta y progresiva. Destacar que es un trastorno que, por norma general, suele comenzar después de los 60 años de edad, aumentando el riesgo a medida que la persona envejece.

 

Fases del Alzheimer: preclínica, leve, moderada y grave

A continuación encontrarás las 4 fases del Alzheimer por las cuales discurre esta enfermedad y las características que se presentan en cada una de ellas:

Fase 1. Fase preclínica

El deterioro cognitivo que existe es tan sumamente sutil y pasa tan de desapercibido que ni siquiera es posible obtener un diagnóstico por parte de un médico, ya que podría decirse que el trastorno aún no existe como tal. Hasta que la enfermedad evolucione hasta la siguiente fase pueden transcurrir hasta 10 años. En esta fase el paciente llevará una vida totalmente normal. Se recomienda cuidar el cerebro para retrasar la llegada de la siguiente fase lo máximo posible.

Fase 2. Demencia leve

Esta fase suele tener una duración aproximada de entre 1 y 3 años. En la misma comienzan a aparecer diferentes tipos de déficits cognitivos como problemas en el aprendizaje y en la memoria, así como alteraciones para manejar y comprender ideas complejas y en el pensamiento abstracto. El neurólogo es capaz de dar un diagnóstico de la enfermedad con los síntomas que posee el paciente.  Es habitual que aparezcan síntomas de depresión, ansiedad, agitación, hiperactividad, así como apatía.

Fase 3. Demencia moderada

Suele tener una duración que oscila entre los 2 y los 10 años. Los cambios cognitivos y emocionales de la fase anterior se acentúan, haciéndose mucho más llamativos y evidentes. Es habitual que hagan acto de presencia déficits o síntomas como la desorientación temporal y espacial, problemas de memoria, dificultad para encontrar palabras, problemas en la comprensión de ideas y conversaciones, etc.

Por norma general, esta fase suele venir acompañada de lo que se conoce como anosognosia, o lo que es lo mismo, negación por parte del paciente de que tiene fallos en la memoria. También se hace patente la incapacidad por parte del sujeto de para realizar actividades de la vida diaria de manera independiente, sin ayuda, como antes solía hacer. Es habitual la aparición de síntomas psicóticos como pueden ser los delirios, alucinaciones, apatía e, incluso, agresividad.

Fase 4. Demencia grave o severa

La última de las fases del Alzheimer es la fase 4, fase en la cual el deterioro cognitivo y comportamental es realmente severo y notable en todos los ámbitos de la vida. La duración de esta fase de la enfermedad oscila entre los 8 y los 12 años. Estos pacientes no son capaces de valerse por si mismos y necesitan de sus familiares o cuidadores para poder realizar tareas básicas cotidianas que antes realizaban por sí mismos como comer o caminar.

Necesitan de supervisión y cuidados permanentes. Es muy habitual que estos pacientes terminen quedando limitados a moverse en silla de ruedas o bien postrados en la cama, sin que tengan control sobre los esfínteres (incontinencia urinaria y fecal). En muchos casos necesitan de alimentación asistida. Muestran numerosos síntomas neurológicos de gran gravedad como la pérdida para hablar y para comunicarse. En esta fase es común que aparezcan temblores y crisis epilépticas.

 

Causas que provocan el Alzheimer

Desgraciadamente, a día de hoy, aún se desconocen las causas que provocan que se desarrolle esta enfermedad, ni tampoco existen fármacos o tratamientos que sean capaces de curar esta patología. Es una enfermedad progresiva, degenerativa e incurable, por lo que lo único que puede hacerse es intentar, en la medida de lo posible, retrasar la degeneración neurológica para alargar la vida del paciente.

Cada vez existen mayor número de evidencias de que el origen de la enfermedad de Alzheimer tiene que ver con la combinación de diferentes factores de riesgo, algunos de los cuales pueden modificarse mientras que otros no es posible cambiarlos. La edad y la genética son los dos factores no modificables que mayor peso tienen en el desarrollo de la enfermedad, pero ni mucho menos son determinantes en un alto número de los casos.

Entre los factores de riesgo modificables se podrían encontrar factores que implican un riesgo cardiovascular para la persona como, por ejemplo, la hipertensión, la diabetes, la hipercolesterolemia, el tabaquismo o sufrir obesidad. El estilo de vida del individuo también juega un papel importante, y en este punto se encuentran la nutrición, la actividad física, entre otros.

Lamentablemente no existe ningún remedio ni fórmula que actualmente garantice que no se vaya a desarrollar esta enfermedad, sin embargo esforzarse por llevar un estilo de vida saludable puede eliminar muchos de los factores de riesgo que se consideran que inciden de manera importante sobre el funcionamiento y la salud cerebral.

Si bien es cierto que los medicamentos para el Alzheimer no son capaces de curar o detener la enfermedad pueden ser de gran ayuda para enlentecer su evolución y alargar la vida del paciente hasta que los síntomas empeoran.

 

 

Estrella Brillo  

Fuente:lacronicadelpajarito.com