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Enfermedad de Alzheimer en tiempos de pandemia.

 

 Si la enfermedad de Alzheimer es una de las principales causas de sufrimiento en las personas mayores y sus familias debido al deterioro de la memoria, la capacidad de pensar, razonar y comportarse, ante esta situación tan especial que estamos viviendo que genera un alto nivel de estrés ambiental, se crea un escenario doblemente complejo y difícil de afrontar en el día a día, por lo que en base a esta impactante realidad estructuramos en artículo de hoy.

 

El envejecimiento de la población en nuestro país ha aumentado el número de enfermedades crónicas y de personas afectadas por la enfermedad de Alzheimer, la forma más frecuente de demencia y en la que la edad es el principal de riesgo para padecerla, pero hay que matizar no todas las personas de avanzada edad se demencian.

La enfermedad de Alzheimer se inicia de forma lenta e insidiosa, es una enfermedad multifactorial en la que interactúan factores de riesgo no modificables como la genética, la edad o el género pero los factores que se pueden modificar son los ambientales, estilo de vida, dieta, actividad mental y social, algunos de los cuales están afectados de forma directa en esta situación y se debe tratar de minimizar su impacto. 

La enfermedad de Alzheimer puede dividirse en dos grandes fases, una preclínica que puede extenderse más de una década y en la que por definición no es posible objetivar alteraciones cognitivas y una fase sintomática en la que los síntomas cognitivos y conductuales se hacen evidentes que es en la que desafortunadamente con mayor frecuencia valoramos estos pacientes.

El deterioro cognitivo subjetivo es la autopercepción de la pérdida del rendimiento previo en uno o más dominios cognitivos, no es detectable en la exploración neuropsicológica y no todas las personas que lo padecen progresan a demencia.

El empeoramiento cognitivo progresivo conlleva la afectación gradual de las actividades diarias habituales y produce a un deterioro significativo que interfiere con el mantenimiento de la independencia funcional y marca el inicio de la demencia que evolucionará sucesivamente.

Desde la fase leve, en la que las actividades instrumentales como ir al supermercado o utilizar el transporte público están ligeramente afectadas y las actividades básicas como comer o vestirse están preservadas, hasta la fase avanzada en la que el paciente es completamente dependiente.

La demencia es una enfermedad crónica que priva a la persona de sus rasgos característicos de la personalidad, los vínculos emocionales y va borrando progresivamente los conocimientos adquiridos durante muchos años por lo que hay ocasiones en que los familiares pueden no estar plenamente seguros si el enfermo es capaz de reconocerlos.

El deterioro comportamental leve consiste en pequeños y sutiles cambios conductuales que pueden preceder la enfermedad de Alzheimer.

Se incluyen en este concepto 5 áreas especificas que son: 

-Motivación.

-Afecto.

-Control de impulsos.

-Ajuste social.

-Pensamiento y percepción.

Debemos destacar que si el paciente tiene ya diagnosticada una demencia, es un criterio de exclusión del deterioro comportamental leve.

Lo adecuado es apoyar la exploración clínica con los estudios neuropsicológicos adecuados a los síntomas que presenta el paciente para evitar los posibles errores e imprecisiones de una valoración netamente subjetiva.

Solo los test no son diagnósticos pero sí una herramienta necesaria y útiles para tener elementos comparativos de la evolución al cabo del tiempo del cuadro clínico.

La neurodegeneración se puede manifestar tanto con el clásico deterioro cognitivo como con cambios de personalidad y sintomatología psiquiátrica como depresión o ansiedad.

La depresión es un antecedente y un factor de riesgo para la enfermedad de Alzheimer, si es antigua es un factor de riesgo y si es reciente puede ser un síntoma precoz.

En base a lo anteriormente expuesto es necesario hacer un seguimiento de la función cognitiva de todos los pacientes que padecen depresión, incluso después de estar solucionado el episodio depresivo.

La ansiedad en el mayor se puede confundir con otras enfermedades, puede haber temor a caerse, a quedarse solo, temor a cosas que pueden pasar en la calle como agresión, perderse o atropello y hasta a salir a espacios abiertos.

Los fármacos que están disponibles para el tratamiento de la enfermedad de Alzheimer se deber administrar desde el principio porque pueden disminuir el ritmo de progresión de la enfermedad y la incidencia de síntomas conductuales que puede ser menor en pacientes tratados si se comparan con los que no recibieron tratamiento.

 

 

René de Lamar / Las Palmas de Gran Canaria 

https://www.canarias7.es/sociedad/sanidad/enfermedad-de-alzheimer-en-tiempos-de-pandemia-BB9210939