El Barcelonaβeta Brain Research Center y el Hospital del Mar descubren dos biomarcadores en sangre que permiten detectar la enfermedad en pacientes sanos.
Hace diez años, la Fundación Pasqual Maragall tuvo la intuición de que el Alzheimer se tenía que estudiar antes de que se manifestase en su fase más fulminante, como se hace con otras enfermedades como el cáncer. El centro barcelonés fue a contracorriente y le ha costado mucho convencer a la comunidad científica de que su tesis tenía sentido, teniendo en cuenta que la mayoría de ensayos se hacen en pacientes ya enfermos.
En su décimo aniversario, la fundación ha demostrado que tenían razón. La revista Nature Medicine acaba de publicar los resultados de un estudio que valida un mecanismo pionero para detectar el Alzheimer en la sangre de pacientes que aún no tienen síntomas visibles de la enfermedad, pero en los que el cerebro ya ha empezado a alterarse. El estudio ha sido liderado por el Barcelonaβeta Brain Research Center (BBRC), centro de investigación de la Fundación Pasqual Maragall; el Instituto Hospital del Mar de Investigaciones Médicas (IMIM-Hospital del Mar), y la Universidad de Gotemburgo.
“No estamos descubriendo un tratamiento, pero sí que estamos facilitando el poder desarrollar uno en el futuro”, explica el doctor Marc Suárez-Calvet, investigador del BBRC y el IMIM-Hospital del Mar. Actualmente, resulta complicado encontrar pacientes en la fase preclínica del Alzheimer, lo que impide hacer más ensayos clínicos que sirvan para probar posibles medicamentos o entender mejor la enfermedad.
La investigación liderada desde Barcelona ha constatado que, en el plasma de pacientes cognitivamente sanos, se detecta la presencia de dos proteínas que crecen considerablemente cuando en el cerebro se empieza a acumular otra proteína, la amiloide, que es la que determina la aparición del Alzheimer. Una vez se empieza a concentrar la amiloide, la persona tiene muchas probabilidades de acabar desarrollando la patología, aunque para eso acaben pasando muchos años, con los primeros síntomas empezándose a manifestar hasta 20 o 30 años más tarde.
Las proteínas validadas por el estudio son la p-tau231 y la p-tau217. El primer biomarcador en sangre, desarrollado por el BBRC y la Universidad de Gotemburgo, ha sido el que ha demostrado un mejor comportamiento para detectar los primeros signos de acumulación de amiloide en el cerebro. Como biomarcador se entiende toda aquella sustancia que da información sobre una enfermedad, como pueden ser las que contienen un análisis de sangre o una muestra de orina.
Hasta ahora, para incluir pacientes en ensayos clínicos sobre el Alzheimer, se les tenía que hacer una punción lumbar, la manera más común y contundente de diagnosticarlo. A través de esta prueba, se confirma la acumulación de la amiloide en el cerebro. El problema es que se trata de un mecanismo costoso y que no se puede ir repitiendo con mucha asiduidad, mientras que el análisis de biomarcadores en sangre es un procedimiento económico y no invasivo que puede ayudar en el proceso diagnóstico de esta patología. Con la identificación de las proteínas p-tau231 y p-tau217, se puede afinar más a quien hace falta hacer esa punción lumbar, descartando a pacientes y garantizando una mayor efectividad en el triaje.
En ese sentido, Suárez-Calvet remarca que el nuevo mecanismo permitirá reducir el tiempo de reclutamiento de pacientes en ensayos clínicos de prevención del Alzheimer, así como servirá para aumentar el nivel de participación en dichos estudios y la variedad de los perfiles incluidos.
Precisamente, el principal estudio que ha desarrollado el BBRC para investigar el Alzheimer en la fase preclínica, el estudio Alfa, recogió muestras de 3.000 personas sanas hace diez años, la mayoría hijas de enfermos de Alzheimer. De esa muestra inicial, la investigación se centró en 400 pacientes, el subgrupo Alfa+, haciéndoles un seguimiento más intensivo para ver cómo iba avanzando la patología, realizándoles pruebas como punciones lumbares y yéndolos visitando con regularidad. La razón principal de ese acotamiento fue que no se podía hacer con todos el proceso de supervisión por una cuestión de recursos y de complejidad. Ahora, con la validación de los biomarcadores en sangre se podrá ampliar ese subgrupo, avanza Suárez-Calvet, y encarar nuevos ensayos clínicos. Todo ello, con el propósito de aumentar la masa crítica y facilitar el descubrimiento de nuevos avances en la investigación para prevenir el Alzheimer.
El descubrimiento permitirá reducir el tiempo de reclutamiento de pacientes en ensayos clínicos de prevención del Alzheimer, así como aumentar el nivel de participación
Para ello, subraya Suárez-Calvet, será esencial el laboratorio que el BBRC ha estrenado recientemente, especializado en el estudio de biomarcadores para detectar el Alzheimer. Ubicado en la primera planta del edificio que acoge la Fundación Pasqual Maragall y el BBRC, en el campus Ciutadella de la Universitat Pompeu Fabra (UPF), está acabando de recibir los equipos necesarios y de contratar investigadores. El laboratorio se inauguró en primavera, pero se espera que coja velocidad de crucero a partir de septiembre. Más aún con el descubrimiento internacional que el BBRC acaba de dar a conocer.
CRISTINA MARTÍN VALBUENA