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Mal de Alzheimer, deterioro cognitivo, y coronavirus.

 

Los adultos mayores constituyen un grupo de riesgo en cuanto a la exposición al coronavirus y como es el caso de personas vulnerables, deben permanecer en aislamiento como medida de protección. 

El contacto social frecuente y cercano con los adultos mayores que se encuentran atravesando un envejecimiento patológico, como son quienes sufren de deterioro cognitivo leve o algún tipo de demencia (entre ellas la enfermedad de Alzheimer), se ha restringido específicamente. 

Tal es así, que se han limitado completamente las visitas a quienes están alojados en residencias de larga estadía o geriátricos de nuestra ciudad aun de familiares o allegados. “A partir de esta situación, nos encontramos ante un obligado e inesperado cambio de hábitos de nuestros adultos mayores que genera desconcierto y dudas. Debemos enfrentarnos a situaciones complejas para las que no hemos tenido tiempo de prepararnos”, indica Silvina Belizan, licenciada en Psicología y especialista en Gerontología.

 

¿Cómo se manifiesta la enfermedad de Alzheimer? 

La enfermedad de Alzheimer es un trastorno neurodegenerativo cerebral crónico que afecta en forma progresiva las funciones cognitivas, la conducta e impacta en la vida diaria de los pacientes y sus familias. No es parte del envejecimiento normal, aunque la edad es su principal factor de riesgo. 

Continúa siendo la causa más frecuente de demencia a nivel mundial, representando hasta un 70 por ciento de los casos en mayores de 65 años. Afecta a una de cada ocho personas de más de 65 años y a casi la mitad de las mayores de 85 años.

Suele presentarse en forma lenta e insidiosa a partir de los 65 años, con los siguientes síntomas: Cognitivos: dificultad para adquirir nueva información (memoria de trabajo); dificultad para razonar o realizar tareas complejas; alteración de las habilidades visuoespaciales y alteraciones del lenguaje. Conductuales y psicológicos: Depresión, apatía, ansiedad, agitación, alucinaciones, delirio. 

Resulta importante diferenciar a la EA (Enfermedad de Alzheimer) del DCL (deterioro cognitivo leve). Este último se reconoce como una condición patológica, no como un proceso normal asociado a la edad. Las personas presentan cierto grado de déficit cognitivo, cuya severidad resulta insuficiente para cumplir criterios de demencia ya que no implica un compromiso esencial en las actividades de la vida diaria. “Este grupo de pacientes tiene un riesgo aumentado de desarrollar demencia”, explica la profesional. 

 

Efectos del cambio de rutina 

Si bien el día a día, más allá de la pandemia, con personas con estas patologías suele presentar desafíos y debemos trabajar el cariño, la paciencia y la tolerancia ademas de desarrollar estrategias para la convivencia, ante este momento coyuntural conviene tener en cuenta algunos consejos para poder establecer un marco de referencia para la persona enferma y para sus cuidadores, a modo de guía para minimizar el riesgo de verse desbordados. 

Debido al aislamiento, en los pacientes con afectación cognitiva pueden aparecer o incrementarse algunos síntomas psiquiátricos o conductuales como ansiedad, apatía, irritabilidad, agresividad, vagabundeo, trastornos del sueño, alucinaciones o delirios.

Ademas, la sobreexposición a noticias o a la información proveniente de los distintos medios de comunicación puede favorecer la aparición de sentimientos como miedo o frustración. 

También ideas incorrectas debido a la mala comprensión de la realidad y dificultades para comprender la situación, por lo que puede incrementarse el deterioro cognitivo previo o estar confuso. 

Todos estos cambios conductuales sumados a la propia situación del cuidador (sea este formal o informal, como un familiar) pueden generar mayores conflictos en la dinámica diaria. 

Al momento de intervenir para tranquilizar al paciente y disminuir su sintomatología siempre son preferibles las intervenciones psicosociales personalizadas que la medicación. 

 

Aspectos importantes

– Atendiendo a la capacidad cognitiva de la persona afectada, trasladar una explicación adaptada del por qué no se puede salir o recibir visitas. Repetirla todas las veces que sean necesarias. 

– Diseñar rutinas diarias con actividades físicas y cognitivas que sea capaz de realizar e impliquen una participación activa del paciente. Es necesario mantener horarios regulares y bien pautados acerca de los momentos de alimentación, aseo, distracción y descanso. Mantener la adecuada alternancia entre sueño y vigilia. 

– Adecuar el entorno: ambientar el lugar con luz y música suave para que esté relajado y calmo, sobre todo al momento del descanso. Es importante respetar los recuerdos emocionales de la persona e incluirlos en esas áreas. 

– Ayudar al paciente con mensajes claros, simples y sencillos, dando instrucciones paso a paso. 

– Eliminar distracciones durante la comunicación. 

– Utilizar las capacidades preservadas y centrarse en estas. 

– Dividir las tareas y utilizar recordatorios. Involucrarlo en las tareas domésticas que estén a su alcance. Fomentar el sentido del logro y respetar siempre su autonomía. 

– Trabajar en identificar las molestias del paciente, y si es necesario consultar al medico tratante para agregar o modificar la medicación. 

En tanto es fundamental para la prevención del Covid -19, la supervisión y/o asistencia de todo el proceso de lavado de manos, hidratación de la piel, ejercicios de relajación, dieta saludable, así como optimizar las estrategias para lograr un buen descanso. 

Se trata de pautas que también recomiendan profesionales de la clínica de la memoria del Conicet, en un papper difundido por el Ministerio de Salud de la Nación. Los profesionales, que forman parte de la Clínica de la Memoria de la Unidad Ejecutora de Estudios en Neurociencias y Sistemas Complejos (ENyS, Conicet-UNAJ-HEC), explicaron que «las personas con demencia pueden tener dificultades para comprender la pandemia y adaptarse a las modificaciones en su rutina, lo que favorece que se generen cambios de conducta, producto de la ansiedad, la agitación, y la alteración del sueño». 

En lo que coincide la licenciada Silvina Belizán cuando indica, que en esta instancia es fundamental las acciones que lleven adelante los cuidadores, ya que deben revisar en todo momento su propia actitud y posibilidades para enfrentar la situación. 

Trabajar sobre sus miedos y angustias ante la pandemia, y si es necesario solicitar ayuda profesional. Estar tranquilos y positivos frente a la emocionalidad del paciente, validando sus experiencias y sin minimizarlas, es vital para atravesar este momento en el que los adultos mayores deben permanecer con restricción en sus contactos y socialización. 

Desde el Centro Municipal de Salud se agradece la colaboración de la licenciada Silvina Belizán, especialista en gerontología, por este aporte en la prevención y el cuidado del adulto mayor y por el trabajo realizado en el 2019 en el Grupo de Apoyo Contra el Mal de Alzheimer y el consultorio de atención a la mencionada patología.  

 

https://www.lavozdelpueblo.com.ar/web/noticia/96679-Mal%20de%20Alzheimer%20y%20deterioro%20cognitivo%20%0A