es

Aubrey de Grey, director del equipo SENS de investigadores contra el envejecimiento: «Dentro de dos décadas haremos que la vejez sea una opción»

Resistir y rejuvenecer

De Grey asegura que en un par de décadas convertiremos la vejez en optativa. Vale la pena –ánimo, amigos– que resistamos para comprobarlo. Y aquí debo admitir que hace ya una década que me anunció el mismo plazo, pero también tengo que animarles a constatar, con las reservas que quieran, que su tesis de la acumulación de residuos envejecedores ha sobrevivido a debates científicos como el del MIT; y que Science acaba de publicar algunos de sus descubrimientos. Sin renunciar a su carisma chamánico, De Grey va logrando –y ha invertido en ello su cuantiosa fortuna personal– que la ciencia considere la posibilidad de rejuvenecer. Le queda lo más difícil: convertirla en tratamientos. Y vamos a estar esperándolos.

 

Su teoría del envejecimiento tiene ya 20 años: ¿está viejecita?

Sigue igual desde que la enuncié, pero cada vez hay más científicos que, como yo, buscan estrategias para el rejuvenecimiento y no sólo para tratar de frenar el envejecimiento.

¿Por qué envejecemos?

Un prejuicio cultural hace que muchos crean que el envejecimiento es un misterio y, como es inevitable, acaban por considerarlo deseable…

Ese pensamiento no es científico.

…Pero en realidad la vejez es fácil de entender: nuestro organismo envejece porque al vivir acumula desechos y desperfectos que lo dañan. No es tan diferente de un coche viejo.

Es más fácil arreglar un coche que un cuerpo humano.

La esencia del problema es la misma: desechos y desperfectos acumulados hasta el colapso, pero si esos desperdicios se retiran y se arreglan los daños que causan… ¿Acaso no hay coches de un siglo hoy en perfectas condiciones?

¿Por qué algunos humanos envejecen más deprisa que otros?

Algunas personas acumulan esos residuos a mayor velocidad que otras, pero los mecanismos de envejecimiento y las sustancias que se acumulan y nos dañan son las mismas en todos nosotros. Es tan sencillo de describir como difícil de evitar y de revertir.

¿Revertir sería rejuvenecernos?

Si aprendiéramos a eliminar esas sustancias de desecho, podríamos revertir el proceso de envejecimiento. Sin duda.

¿Que unos envejezcan más deprisa es cuestión de genética o de hábitos?

La primera causa es la suerte. Desde luego que fumar o beber importa, pero no pierda de vista que somos el resultado de la combinación de la fortuna –los genes y el medio que nos tocan– y de nuestras decisiones. Desde la primera célula, nuestro futuro se juega como en una lotería… Y si te toca envejecer joven, pues te ha tocado.

Al menos puedo elegir cómo me lo tomo.

La buena noticia es que, una vez aprendamos a eliminar esos residuos de nuestro cuerpo, todos podremos ser rejuvenecidos por igual: sea cual sea nuestra velocidad de envejecimiento.

Además de fumar o la dieta, ¿qué nos hace envejecer y no depende de la suerte?

En simulaciones con modelos animales en el laboratorio eliminamos las variaciones genéticas y casi del todo las ambientales y, sin embargo, la suerte molecular siguió siendo determinante al condicionar la velocidad de envejecimiento.

¿Qué desechos vitales envejecen?

Sufrimos siete procesos de acumulación de residuos que degradan nuestro organismo.

Fue usted precursor de la hoy popular teoría de los radicales libres.

Hace 20 años que describí esos siete procesos: las mutaciones y epimutaciones causantes de cáncer; mutaciones mitocondriales; desperdicio intracelular que causa arteriosclerosis, al­zheimer y otras neurodegeneraciones; el residuo extracelular; la pérdida de células o de su capacidad para dividirse y la de interconexiones en un tejido que causan su rigidez.

¿Es lo que pasa en la arterioesclerosis?

Y en algunos humanos más rápido que en otros.

¿Lo del nivel de colesterol malo y bueno?

Hemos descubierto bacterias capaces de destruir el colesterol oxidado que nuestras células no saben procesar y que acaba acumulándose y obstruyendo nuestras arterias. Ahora queremos introducírselas para que las ayuden a destruir ese óxido dañino. Y hemos publicado ese estudio en Science.

¿Propone usted remedio para los depósitos de amiloide que causan alzheimer?

Hemos demostrado que podemos estimular el sistema inmunológico para que los elimine. Vacunaremos el sistema inmunológico para activarlo. Pero, además de en el cerebro, hay otros depósitos de amiloide como los del corazón que acaban con muchos centenarios.

¿Y la terapia génica no ayudaría?

Es fundamental. Pero nuestro equipo no puede avanzarse en todo. Intentamos tan sólo tratar de mejorar algún aspecto de los progresos que se hacen en otros centros de investigación.

Sin frenar esos procesos, la medicina ya ha doblado nuestras vidas este siglo.

Sólo ha evitado, gracias a las vacunas y los antibióticos, que nos muramos por infecciones antes de envejecer, pero no ha progresado para poder combatir la vejez misma: esa degeneración que he descrito y que causa el envejecimiento por acumulación de desechos.

Supongo que también influye la alimentación, la asistencia primaria, la prevención…

Lo esencial aún siguen siendo las vacunas y los antibióticos. Por eso mismo, la diferencia en esperanza de vida entre países ricos y pobres está desapareciendo, porque cada vez más pobres tienen nuestros mismos antibióticos y vacunas. Y llegan a vivir tanto como nosotros.

Pues es un progreso y nos alegramos.

Pero los países ricos deberíamos ahora ganar años al envejecimiento hasta llegar a derrotarlo igual que derrotamos las infecciones. Y, en cambio, seguimos destinando más dinero a casi cualquier otra cosa que a investigar.

¿Cuánto falta para vivir lo que queramos?

Hace diez años le dije que en veinticinco venceríamos al envejecimiento con terapias para eliminar los desechos que lo causan y hoy le digo que hemos ganado sólo tres años. Hoy aún nos faltan dos décadas, porque tenemos cuatro millones de dólares al año y necesitaríamos 40.

 

font: La Vanguardia, entrevista de «La Contra»