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Consejos contra el cansancio.

 

Cuidar de un enfermo de Alzheimer es una tarea delicada que exige mucha energía y dedicación. Por ello, a pesar de disponer de ayudas técnicas, profesionales y / o familiares, es frecuente tener la sensación de estar siempre cansados y faltos de energía.

He aquí una serie de hábitos, de pequeñas cosas que hacemos (o que no hacemos) que nos provocan una fatiga física y mental. Un cambio de chip, ajustar algunos gestos de la vida cotidiana y eliminar malos hábitos muy comunes pueden ayudar a recuperar la energía perdida:

No bebe suficiente agua

Muchas personas sufren deshidratación leve sin saberlo. La sensación de cansancio está muchas veces ligada a la poca ingesta de líquidos. Puede ser en forma de agua, de infusiones, de caldo, pero no de bebidas refrescantes o alcohólicas. Y, además, están la fruta y la verdura, que proporcionan la hidratación necesaria para el cuerpo.

Su espacio está desordenado

¿Qué tiene esto que ver con el cansancio? Muchos psicólogos advierten que tener el espacio vital en un constante caos, tanto en el trabajo como en casa, hace que las personas malgasten la energía en intentar controlar el desorden. Agota mentalmente porque dificulta la concentración y limita la capacidad del cerebro de procesar información. En cambio, acostumbrarse a recoger todo al acabar cada día hace que a la mañana siguiente se empiece con energía y no con la sensación de cansancio acumulada.

Se salta el gimnasio cuando está cansado

Al estar cansados, hacemos campana de la sesión de gimnasio, de piscina o de bicicleta. En realidad, eso va en contra de nosotros. Las personas que regularmente hacen ejercicio pueden bajar el ritmo o dar un paseo a paso ligero, pero sin dejar el deporte. Y las que no hacen nada, se recomienda que empiecen. Hay diversos estudios que demuestran que en personas sedentarias la práctica de ejercicio suave tres veces a la semana, 20 minutos cada vez, les hace sentirse menos cansados y con más energía.

No toma suficiente hierro

La deficiencia de hierro nos hacer sentir cansados, irritables y débiles. Verduras de hoja verde, carnes rojas, frutos secos o legumbres son algunos de los alimentos que no deben faltar en la dieta, emparejadas con vitamina C, que ayuda a la absorción del hierro. Si hay anemia, hay que acudir al médico para que tome las medidas oportunas.

Es un perfeccionista

Las personas que quieren que todo salga perfecto acaban trabajando mucho más duro y muchas más horas que las otras personas. Se ponen metas muy poco realistas y acaban frustrados, con la autoestima por los suelos y agotadas. Los expertos recomiendan ponerse un límite de tiempo a los proyectos en los que trabajamos o las tareas que nos coupan.

Se preocupa demasiado

Sin querer, muchas personas entran en un bucle de preocupaciones y angustia por lo que puede pasar, por los problemas que vendrán, y tienen un punto de vista catastrofista que las deja agotadas mentalmente. Los expertos avisan de que hay que mantener una sana distancia con los problemas que vivimos realmente, para ver su tamaño real. Prácticas como la meditación o, simplemente, salir a dar un paseo y explicar nuestros fantasmas a un amigo ayudan a sentirse mejor.

No come sano

Abusar de los alimentos ricos en azúcar y de la comida basura hace que el cuerpo experimente un subidón de energía que desaparece rápidamente. Es más recomendable comer alimentos que el cuerpo puede procesar lentamente para aprovechar su energía a lo largo del día, como cereales integrales, verduras y hortalizas, legumbres… la dieta mediterránea al completo.

Se salta el desayuno

Se repite hasta la saciedad pero no hacemos caso: un café no es suficiente. El cuerpo necesita energía para empezar el día, sobre todo después de toda la noche en ayunas. Cereales, lácteos, proteínas y fruta es la combinación perfecta para empezar. Si nos levantamos un cuarto de hora antes, nos da tiempo de sobra, y no estaremos cansados y bostezando toda la mañana.

Trabaja en vacaciones o fin de semana

Si en vez de relajarse en la piscina revisa su correo, puede acabar quemado del trabajo, advierten los expertos. Es recomendable desconectar realmente, dar una pausa al cuerpo y a la mente para que puedan recargarse. Si hace una pausa de verdad, al regresar será más productivo, eficiente y creativo.