La llegada del verano genera inquietud en aquellas personas que conviven con un enfermo de Alzheimer y se encargan de sus cuidados. ¿Podemos ir de vacaciones? ¿Cuál es el mejor destino? ¿Lo desestabilizaremos? ¿Cómo afrontamos el viaje? ¿Qué necesitará?
Cierto es que lo mejor para un enfermo de Alzheimer es no salir de su entorno, de su rutina. Pero todos necesitamos vacaciones y si se tienen en cuenta una serie de recomendaciones no tiene por qué haber problemas.
La dureza de la enfermedad, sobre todo para quien se encarga a diario del paciente, obliga al cuidador a tomar aire, a desconectar ya disfrutar de unos días de vacaciones para poder afrontar la rutina del año desde otra perspectiva. Debemos cuidarnos para poder cuidarnos, no nos cansaremos de repetirlo.
Hay preguntas que se repiten cada verano en aquellas familias que conviven con un enfermo de Alzheimer. ¿Dónde vamos de vacaciones? ¿Será perjudicial? ¿Cómo debemos hacerlo? Las vacaciones no deben estar reñidas con el cuidado de un paciente de Alzheimer, que puede viajar y disfrutar también de otro entorno diferente siempre que, eso sí, se tengan en cuenta una serie de recomendaciones.
Para el viaje, mejor en vehículo propio que en autobús o tren; es positivo hacerle partícipe de los preparativos y mantener un poco la rutina (levantarse a la misma hora, almuerzo…); y debe tenerse en cuenta que es mejor no mostrar prisas ni acelerar su ritmo. Eso sí, si el destino está muy lejos o implica un viaje en avión es mejor dejar al familiar en una residencia y contarle, tantas veces como sea necesario, que solo se quedará unos días por estar de vacaciones. Una vez que hayamos llegado al destino, es mejor ponerse en contacto con una asociación de familiares cercana, utilizar un método de identificación por si se desorienta y compartir los cuidados del enfermo con otros familiares.
Desde la AFA Baix Llobregat le detallamos una guía con consejos prácticos a tener en cuenta:
Claves a tener en cuenta antes y después del viaje
El cuidador también necesita vacaciones
El cuidador tiene un trabajo de 24 horas al día, los siete días de la semana. Quien cuida también tiene derecho a descansar y relajarse. El verano puede ser un buen momento para facilitar que pueda desconectar. Por eso es necesario pedir ayuda y movilizar a familiares y amigos para garantizar la atención de la persona con Alzheimer.
En coche propio
El viaje, en vehículo particular para realizar las paradas necesarias en lugares sin excesivo revuelo.
Evitar grandes distancias
Un destino conocido por el enfermo (como la casa del pueblo) es el ideal, aunque si éste se encuentra a 800 kilómetros no, ya que no se recomiendan largas distancias.
Partícipe de los preparativos
Se recomienda realizar un ejercicio de reminiscencia y recordar cómo ellos preparaban las vacaciones, por ejemplo.
Información a la familia
El objetivo es que tanto la persona con Alzheimer como quien la cuida pasen un verano lo más agradable posible. Una buena comunicación con la familia es fundamental para acordar que liberen algo al cuidador principal de la atención hacia la persona con Alzheimer.
Quien tenga que estar en contacto con el paciente debe saber las particularidades de la enfermedad.
Limitar los compromisos sociales
Las vacaciones invitan a una mayor actividad social, pero estos cambios de entorno y de compañía pueden aumentar la confusión de la persona con Alzheimer. Si se decide que la persona con Alzheimer pase sus vacaciones con familiares diferentes, se aconseja minimizar la frecuencia de cambios.
Métodos de identificación
Con una pulsera o un colgante con su nombre y teléfono del cuidador.
Objeto personal
Puede ser alguna foto, ropa que le guste o una foto a la que esté habituado y pueda trasladarse, para que le dé seguridad.
Contacta con asociaciones de familiares y profesionales
Las entidades abren en verano y pueden dar consejos o ayudar a resolver situaciones difíciles.
Los profesionales que tratan a la persona con Alzheimer son los que mejor pueden aconsejar sobre cómo pasar el verano o si es adecuado viajar. En caso de duda, debe consultarse con el médico especialista.
Rutina
A pesar de la relajación de los horarios de verano, es importante mantener algunas rutinas, como los horarios de las comidas o las horas de sueño.
Crea una rutina también en vacaciones y trata de mantenerla: desayuno, paseo, piscina…
Ayudar a la persona afectada a combatir el calor
Las personas mayores son más vulnerables al calor y los enfermos con Alzheimer puede que no sepan interpretar las señales de su cuerpo. Por eso es importante hacer caso de las recomendaciones frente a las temperaturas altas. Por ejemplo, hacer que se hidrate, que no se exponga demasiado al sol o ayudarle a escoger la ropa.
Hidratación
Debe seguir una dieta equilibrada y con suficiente líquido para evitar la deshidratación.
Estimulación y cariño
Realizar actividad física y estimular al paciente. Hay que dedicarle tiempo y compartir los cuidados.
Paciencia, empatía y evitar enfrentamientos
Es clave evitar los enfrentamientos. Los expertos aseguran que aunque la persona no pueda recuerdo
X.R.