Es bastante seguro que lo hayas leído: en tal investigación se probó X fármaco en dos grupos, uno de ellos recibió un compuesto placebo y el otro el principio activo.
El placebo en los experimentos científicos es una especie de sello de calidad: para demostrar que un fármaco o un procedimiento en realidad funciona se comparan los resultados de ambos grupos, si los datos apuntan a resultados semejantes, entonces posiblemente el fármaco no sea efectivo.
Y se hace así precisamente para salvaguardarnos de nuestra propia naturaleza humana, que cuando quiere puede. Sin ese diseño de investigación nunca sabríamos si un fármaco en realidad funciona o es solo nuestra mente la que está haciendo el trabajo por las farmacéuticas.
El placebo y su consecuencia más famosa, el efecto placebo, son parte de nuestro día a día ¿Nunca te has tomado un fármaco que te dio una amiga para el dolor de garganta y después te has enterado que no tiene nada ver con ese fin? ¡Y lo bien que te había sentado!
¿QUÉ ES EL PLACEBO?
Por si aún te quedan dudas: el placebo es el procedimiento o fármaco que se emplea simulando ser un tratamiento, pero que en realidad no está diseñado para provocar ningún cambio sobre la enfermedad en sí.
La persona que recibe el placebo no sabe qué se le está administrando. Clásicamente se asocia el placebo con píldoras de azúcar, debido a que es común que se emplee la lactosa, un tipo de azúcar, para elaborarlas.
¿QUÉ ES EL EFECTO PLACEBO?
Es el efecto que provoca la administración de un placebo. Son cambios tanto psicológicos como fisiológicos que están respondiendo no al efecto directo de la sustancia o el procedimiento en sí (que ya dijimos que están diseñados para no hacer nada), sino a mecanismos psicológicos que, a su vez, sí llegan a provocar cambios fisiológicos medibles.
Porque sí, el efecto placebo es tan real como el ibuprofeno. No existe simplemente porque las personas expresan en una encuesta sentirse mejor. Es que cuando se le hacen pruebas objetivas ¡están mejor!
NO OLVIDES EL EFECTO NOCEBO.
Sí, porque si tenemos expectativas positivas sobre un tratamiento, también podemos tenerlas negativas. Y es ahí cuando más que beneficios, impedimos la acción de una terapia o incluso, se llegan a tener reacciones adversas.
¿QUÉ MECANISMOS PSICOLÓGICOS EXPLICAN EL EFECTO PLACEBO?
El efecto placebo en psicología se ha estudiado mucho. Se han identificado dos mecanismos principales que de cierta manera lo justifican:
Las expectativas: se ha observado que mientras mayores son las expectativas de curación de una persona, más fuerte es el efecto placebo.
Se dice que si un fármaco se aplica sin que una persona tenga conciencia de ello, este resulta mucho menos efectivo. El ritual que rodea a un tratamiento es tan necesario como la terapia en sí.
El propio hecho de estar en un ambiente terapéutico, de contar con la orientación de profesionales de la salud, de desear estar mejor hace que la persona ponga expectativas positivas sobre el tratamiento. El cerebro hace el resto, ahora te explicamos cómo.
El llamado aprendizaje por condicionamiento: es una teoría muy conocida entre psicólogos y pedagogos, pero con este artículo venimos a ser directos, no a hablar de los perros de Pávlov.
El condicionamiento esencialmente vendría a decir que el placebo funciona porque durante toda la vida hemos aprendido que una pastilla o procedimiento médico ofrece alivio. Es nuestra respuesta “natural”, por llamarlo de algún modo.
Otros factores que parecen influir en el efecto placebo es la vía de administración del compuesto (en el caso más común, que recordemos que también puede ser un procedimiento); los fármacos por vía endovenosa generan un efecto más notable, la relación con el médico; si este es más sugestivo y cercano el efecto placebo será mayor o incluso, la forma de la píldora.
FISIOLÓGICAMENTE, ¿QUÉ EXPLICA EL EFECTO PLACEBO?
Esto es lo más interesante del efecto placebo y habla del poder de nuestra mente. Con solo creer que estamos recibiendo un tratamiento efectivo, varía el nivel de multitud de sustancias cerebrales.
Estas sustancias, llamadas neurotransmisoras, justifican en buena parte por qué el efecto placebo es tan efectivo, por ejemplo, contra el dolor. Se llegan a realizar intervenciones quirúrgicas sencillas sin anestesia gracias al efecto placebo.
Y SI FUNCIONA, ¿IMPORTA POR QUÉ?
Pues sí, este es un razonamiento básico que todos podemos hacernos. Si el efecto sobre determinados síntomas es real, ¿qué importa si es placebo o es otra cosa? Hay profesionales que defienden la utilidad de este fenómeno.
Por ejemplo, el profesor afiliado de la Universidad de HarvardTed Kaptchuk, explicaba recientemente en un artículo publicado por esta institución, que el efecto placebo puede usarse para lograr beneficios en enfermedades en las que los neurotransmisores juegan un papel fundamental, no así en otros males como el cáncer, donde hay muchos pseudocientíficos intentando hacer fortuna.
Y es ahí es dónde está una de las respuestas claves a la pregunta de, si funciona ¿qué importa si es placebo o es otra cosa?
Importa cuando una farmacéutica o cualquier otra empresa o persona intenta vender por miles de euros un procedimiento o sustancia que es poco más que un teatro o azúcar.
Importa cuando se promete efectividad ante males tan graves como un cáncer o una demencia, llevando a personas desesperadas a abandonar los tratamientos médicos que se le han pautado.
¿Qué si hablo de la homeopatía? Sí y no. Los detractores de la homeopatía dicen que es efecto placebo puro y duro. Y la ciencia parece darles la razón.
Por otra parte, el profesor Kaptchuk apunta que buena parte de lo que logramos día a día es gracias al efecto placebo ¿Realmente el té verde le sienta tan bien a tu cuerpo? ¿Ese ibuprofeno es tan bueno para casi todo? No lo sabrás nunca, porque tu mente puede estar echándote una mano.
Fuente: Dunia Chappotin, infotiti.com