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El documental Alive Inside, muestra porqué la musicoterapia convence como terapia de estimulación con sus resultados.

 

Music is the strongest form of magic -La música es la forma más fuerte de magia- es la frase con la que se promociona Alive Inside -vivos por dentro-, un documental estrenado en el pasado festival de Sundance que explora el uso de la música como terapia para ayudar a resolver algunos de los problemas que aquejan a la gente en la vejez, entre ellos el Alzheimer. 

Esta película, que proyectaremos en formato cineforum en el marco del Día Internacional del Alzheimer, ha sido producida por el cineasta Michael Rossato-Bennet (lea entrevista clicando en el enlace de fin de página), y recoge en 74 minutos el trabajo realizado durante tres años por Dan Cohen, un trabajador social que un buen día decide llevar reproductores de música a residencias de personas mayores y comprueba el “despertar” de las emociones y recuerdos de estas personas al escuchar canciones de su pasado. Así, aparecen momentos llenos de emoción como, por ejemplo, la reacción de una paciente de Alzheimer al escuchar ‘I get around’ de los Beach Boys que deja de estar pasiva a lo que ocurre a su alrededor para comenzar a bailar por la sala de estar, expresando una euforia que su marido no había visto desde hace años.

Una buena muestra es este film de lo que venimos opbservando en nuestros centros de día, en cuyo programa se implantó esta terapia desde su inauguración en 2001, cuando apenas había indicios de su eficacia, siendo de los primeros de toda España que la insertamos en nuestro repertorio de terapias de estimulación cognitiva. Es más: el prólogo del «Manual de Musicoterapia en geriatría y demencias», de Melissa Mercadal (primera musicoterapeuta de nuestra Asociación) y Patricia Martí, editado en 2008, es de la presidenta de AFA Baix Llobregat, Ma. Rosa Giner.

De hecho, en el año 1999, cuando se presentaron en la II Conferencia Nacional sobre el Alzheimer los resultados de la aplicación de la musicoterapia en enfermos de Alzheimer, obtenidos en un proyecto realizado por la Fundació «La Caixa», vimos muy claro que nosotros debíamos incorporarla sin demora en la atención a nuestros enfermos y familiares. En aquellos momentos representó una novedad y un impacto para los asistentes. Sabíamos del efecto terapéutico de la música, pero hasta entonces no conocimos esta metodología de trabajo, que permite mejorar el estado anímico y cognitivo de nuestros enfermos, retardando su deterioro neuronal.. 

La casualidad o el destino hicieron que en el transcurso de aquella jornada tuviéramos un encuentro con Melissa Mercadal y Patríciia Martí, creadoras del proyecto, y después de una breve conversación, decidimos, allí mismo, empezar con la musicoterapia en nuestros centros.

El efecto positivo, lúdico y terapéutico de esta disciplina no tan sólo aporta beneficios a nivel personal, sino que mejora notablemente la relación entre los que la practican, potenciando la participación , estimulando la memoria y el lenguaje, y ofreciendo un espacio lúdico en el que rememorar experiencias gratificantes relacionadas con la música y vinculadas, de forma muy especial , a sus recuerdos. Oscar Wilde dejó dicho que «la música es el arte más cercano a la lágrimas y lo recuerdos».

La música da significado a momentos de nuestras vidas : calmamos y dormimos a los pequeños con canciones de cuna, una melodía puede ser nuestro consuelo y nuestra amiga en momentos de soledad, melancolía o alegría…

Hemos comprobado reiteradamente que enfermos que han olvidado gran parte de su historia personal, cuando oyen una música o una can ción conocida, recuperan la intensidad de su mirada y su estado anímico mejora sensiblemente, transmitiendo tranquilidad y bienestar, y es por todo ello que constatamos que esta avtividad les resulta siempre agradable y beneficiosa. 

Es muy curioso observar que pacientes en fases avanzadas, con los que la comunicación ya es muy difícil por los problemas que tienen para hablar y hacerse entender, son capaces de seguir correctamente la letra y el ritmo de una canción que, en un pasado ya lejano, en su juventud o en su infancia, cantaron o tararearon…

El contacto físico que proporciona el movimiento y la danza, acompañados de sonrisas y caricias, es uno de los aspectos más trabajadops durante las sesiones. Hay que tener en cuenta, además, que los instrumentos también forman parte de la Musicoterapia, y que su utilización hace que la coordinación y el ritmo ayuden en gran medidad a potenciar la movilidad y la atención. En nuestros centros de día, los palos chinos, las maracas, castañuelas y demás dan resultados muy positivos. De hecho, visto el resultado de la terapia en general y del uso de los instrumentos en particular, recientemente hemos ampliado el repetorio instrumental con la adquisición de instrumentos percusivos como la darbuka, el repenique y la pita.

A nivel cognitivo, la musicoterapia mejora el aprendizaje, mejora la orientación en la realidad, aumenta la capacidad de atención y concentración, y mantiene o mejora las habilidades de comunicación. Del mismo modo, aumenta la interacción y comunicación social, reduce y previene el aislamiento y mejora las habilidades sociales y la autoestima y, en cuanto al plano físico, promueve la relajación, reduce la agitación y disminuye los niveles de ansiedad.

Y es que la musicoterapia  es una disciplina cada vez más extendida debido a su capacidad para promover la comunicación, las relaciones, el aprendizaje, el movimiento, la expresión y satisfacer con ello las necesidades físicas, emocionales, mentales, sociales y cognitivas de los pacientes.