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La búsqueda de tratamientos para el alzhéimer atraviesa una profunda crisis.

 

Las noticias no son buenas y no las vamos a maquillar: rara es la semana en que no se anuncia un fracaso de un fármaco en investigación para la enfermedad de Alzheimer.

Si hace 3- 4 años todo era optimismo, hoy la tendencia se ha invertido; la lista de fracasos se hace más larga, mientras el marcador de las victorias (al menos en lo que se refiere al desarrollo de fármacos) sigue a 0.

El alzhéimer es una enfermedad en extremo compleja, que padecen más de 36 millones de personas en el mundo. Con tal número de enfermos y sin tratamiento en el mercado realmente significativo, tiene (¿o tenía?) mucho sentido para las farmacéuticas invertir en el desarrollo de fármacos.

Pero eso puede estar cambiando a golpe de fracasos. Ya las cuentas no parecen tan atractivas en una enfermedad para la cual desarrollar un medicamento demora más de una década y se ha estimado que más de 1000 millones en inversión.

 

PFIZER TIRANDO LA TOALLA ES SOLO LA ÚLTIMA NOTICIA, NO LA MÁS IMPORTANTE

En estos días la prensa de todo el mundo ha informado sobre la decisión de Pfizer, el gigante farmacéutico estadounidense, de finalizar sus investigaciones en el campo del alzhéimer y el párkinson.

Pero esta es solo la última noticia y está lejos de ser la más importante. Aunque Pfizer haya invertido millones en la búsqueda de un fármaco para la enfermedad, nunca tuvo un candidato realmente atractivo.

Lo contrario sucedió con Elly Lilly, compañía que viene a la mente de todos cuando se habla de fracasos alrededor del alzhéimer. En 2016 Lilly informaba que un fármaco largamente esperado, Solanezumab, no provocaba beneficios significativos en los enfermos de alzhéimer.

Con Solanezumab se fueron las esperanzas y expectativas de muchos que creyeron que sería el primer medicamento en salir al mercado en largo tiempo.

Después, la lista de fracasos se hace dolorosamente extensa:

  • Merck con verubecestat en febrero de 2017
  • Axovant Sciences con intepirdine en septiembre de 2017 (el mismo fármaco ha fracasado para la demencia con cuerpos de Lewy, según se supo recientemente)
  • Lundbeck con Idalopirdine en enero de 2018

¿Lo peor? Que cada vez son menos las noticias de nuevos ensayos clínicos. Ya lo advertíamos en nuestro resumen de 2017: existe un riesgo real de que la industria farmacéutica deje de invertir en la búsqueda de un tratamiento para el alzhéimer.

 

¿POR QUÉ TANTOS FRACASOS EN EL ALZHÉIMER?

Este es un tema sobre el que ya hemos hablado y al que volveremos, pero esencialmente el fracaso está determinado por:

  • La complejidad de la enfermedad
  • Poca comprensión sobre todos los mecanismos involucrados en la aparición del alzhéimer
  • Se empieza a intervenir demasiado tarde
  • Investigación muy costosa
  • Dificultad para reclutar y mantener a voluntarios en los ensayos clínicos

 

ELI I LILLY  y ASTRA ZENECA PONENE FIN AL DESARROLLO DE UN FÁRMACO PARA EL ALZHÉIMER

Las compañías farmacéuticas Eli Lilly y AstraZeneca han cancelado el desarrollo de otro fármaco candidato a tratar la enfermedad. Hablamos de lanabecestat, un fármaco que entra en el grupo de los inhibidores de BACE, un compuesto con el que se buscaba frenar la cascada tóxica que ocurre en el cerebro de los enfermos.

La cancelación de los ensayos clínicos en marcha (de fase III) se realizó después de que un comité independiente valorara los datos acumulados en dos ensayos clínicos previos; AMARANTH, que se realizó en pacientes con alzhéimer temprano, y DAYBREAK-ALZ, que incluyó a personas con alzhéimer leve.

El comité concluyó no era probable que los ensayos clínicos arrojaran beneficios significativos a favor del fármaco. Las razones, sostienen las compañías en un comunicado de prensa, no están relacionadas con el perfil de seguridad de lanabecesta, sino con su eficacia.

 

Con lanabecestat Eli Lilly pierde otro candidato a tratar la enfermedad, aunque no es su apuesta más fuerte. Su máximo fracaso frente al alzhéimer fue Solanezumab, un fármaco muy mediático que tampoco resultó eficaz y la compañía canceló a finales de 2016.

 

¿Y EL FUTURO?

Soluciones mágicas no hay y tampoco somos expertos en encontrarlas, pero la magnitud del problema demanda la intervención (entiéndase financiación) de organismos públicos, tal como sucede en EE.UU, donde varios de sus institutos nacionales invierten millones para impulsar la investigación, especialmente la básica.

¿Que las farmacéuticas tienen suficiente dinero como para continuar? Seguramente, pero son empresas, empresas privadas que si no ven un incentivo claro simplemente abandonan el camino.

Otras respuestas están en nosotros mismo, los ciudadanos, que debemos exigir soluciones para un problema que es de todos. Un activismo pro alzhéimer no es una idea nada descabellada.

Por el momento aún quedan esperanzas en el campo farmacéutico: está Biogen con Aducanumab, posiblemente el fármaco más avanzado que hay en investigación, y en Australia se está empezando a vislumbrar una opción que nos tiene ilusionados, Anavex 2-73.

 

 

Redacción titi

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