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La falta de sueño acelera el daño cerebral en alzhéimer.

 

El sueño se está convirtiendo cada vez más en un factor determinante en nuestra salud. La pasada semana un estudio español mostraba que la falta de horas de sueño o el descanso de mala calidad podría ser una bomba de relojería para el corazón. El estudio demuestraba, por primera vez, que las personas que duermen menos de seis horas por la noche pueden tener más posibilidades de sufrir un infarto o un ictus que las que descansan entre siete y ocho horas diarias. El sueño sería un factor de riesgo cardiovascular tan potente como la obesidad, el tabaquismo o la falta de ejercicio.

De hecho, dormir mal es un sello de la enfermedad de Alzheimer. Las personas con la patología tienden a despertarse cansadas y sus noches se vuelven menos refrescantes a medida que empeoran la pérdida de memoria y otros síntomas. Hace un mes un equipo de la de la Universidad de Washington en St. Louis (EE.UU.) vio que las personas mayores que tienen menos sueño profundo -que se necesita para consolidar los recuerdos y despertarse sintiéndote renovado- poseen niveles más altos de proteína cerebral tau. Tener tau elevado es un signo de la enfermedad de Alzheimer y se ha relacionado con daño cerebral y deterioro cognitivo.

Hoy, este mismo grupo de investigadores publica en « Science» nuevos resultados sobre su trabajo y demuestran que la falta de sueño aumenta los niveles de esta proteína tau, clave en la enfermedad de Alzheimer. De hecho, en sus estudios en ratones, confirman que el insomnio acelera la propagación a través del cerebro de grupos tóxicos de tau, una señalan de daño cerebral y un paso decisivo en el camino hacia la demencia.

«Sabemos que los problemas del sueño y el alzhéimer se asocian en parte a través de otra proteína diferente, la beta amiloide, pero nuestro estudio muestra que la interrupción del sueño hace que la proteína tau aumenta rápidamente y se propague con el tiempo», subraya el autor principal, David Holtzman. Los investigadores también encontraron que la interrupción del sueño aumentaba la liberación de la proteína sinucleína, un sello distintivo de la enfermedad de Parkinson. Las personas con párkinson, como las que tienen alzhéimer, a menudo sufren problemas para dormir.

Los resultados pueden tener una gran relevancia ya que, sguieren los autores del trabajo, la falta de sueño ayuda a promover la enfermedad por lo que unos buenos hábitos de sueño pueden ayudar a preservar la salud cerebral. «Lo interesante de este estudio es que sugiere que los factores de la vida real, como el sueño, podrían afectar a la velocidad de propagación de la enfermedad a través del cerebro», añade Holtzman.

La proteína tau se encuentra normalmente en el cerebro, incluso en personas sanas, pero en ciertas patologías puede agruparse en ovillos que causa lesiones y presagian un deterioro cognitivo. Se sabe, indica el trabajo, que la proteína tau está elevada en las personas mayores que duermen mal, pero no estaba claro si la falta de sueño estaba forzando directamente los niveles de tau hacia arriba, o si ambos estaban asociados de alguna otra manera.

 

Ratones insomnes

La respuesta a esta cuestión la han obtenido midiendo los niveles de tau en ratones y personas con sueño normal y alterado. En ratones, criaturas nocturnas, vieron que los niveles de tau presentes en el líquido cefalorraquídeo que rodeaba a las células cerebrales eran aproximadamente dos veces más altos durante la noche, cuando los animales estaban más despiertos y activos, en lugar de durante el día, cuando dormitaban. Alterar el descanso de los ratones durante el día hizo que los niveles de tau diurnos se duplicaran.

Para verificar sus datos en humanos, los investigadores obtuvieron líquido cefalorraquídeo de ocho personas después de una noche normal de sueño y, en otra ocasión, después una noche en vela. Y los resultados mostraron que una noche de insomnio hizo que los niveles de tau se duplicaran.

 

Permanecer despierto toda la noche hace que la gente se sienta estresada y de mal humor y que se duerma a la primera oportunidad. Aunque es difícil juzgar el estado de ánimo de los roedores, ellos también se recuperaron de un día sin dormir durmiendo hasta más tarde. Para descartar la posibilidad de que el estrés o los cambios de comportamiento explicaran los cambios en los niveles de tau, los científicos fabricaron ratones modificados genéticamente que podrían mantenerse despiertos durante horas inyectándoles un compuesto. Cuando el compuesto desaparece, los animales vuelven a su ciclo normal de sueño-vigilia, sin signos de estrés ni deseo aparente de dormir extra.

Usando estos ratones, los investigadores encontraron que mantenerse despierto durante periodos prolongados provoca que los niveles de tau aumenten.

En conjunto, los resultados sugieren que tau se libera de forma rutinaria durante las horas de vigilia por la ocupación normal de pensar y hacer, y luego esta liberación disminuye durante el sueño, lo que permite eliminar tau. La privación del sueño interrumpe este ciclo, lo que posibilita que la tau se acumule y aumente la probabilidad de que la proteína comience a acumularse en marañas dañinas.

«Dormir bien por noche es algo que todos debemos tratar de hacer -afirma Holtzman-. Nuestros cerebros necesitan tiempo para recuperarse del estrés del día. Todavía no sabemos si dormir lo suficiente a medida que las personas envejecen protegerá contra la enfermedad de Alzheimer. Pero no puede hacer daño, y éste y otros datos sugieren que incluso puede ayudar a retrasar el proceso de la enfermedad si ésta ha comenzado».

 

 

R.I.

fuente: www.abc.es