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La increíble utilitadad de la vela como terapia para el alzheimer.

«Hay afectados que no recuerdan lo que hicieron ayer y tienen grabada su salida al mar de hace un año», explica Edgar Martínez.

Edgar Martínez es un profesional de la náutica barcelonés que tiene a sus padres afectados con la enfermedad del Alzheimer. Buen conocedor de los beneficios que aportar el mar al ser humano, hace ya un tiempo decidió crear Veles per L’Alzheimer, una iniciativa que se encarga de generar actividades relacionadas con el mar para los afectados de esta plaga del siglo XXI.

Dada la enorme positividad del proyecto, la iniciativa no tardó en sumar múltiples apoyos, más privados que públicos, que permitieron poco a poco ir ampliando el número de actividades y de personas participantes, lo que culminó con la organización de la primera regata del mundo en la que todos los veleros tienen en su tripulación a varios afectados por el Alzheimer.
De todos modos, lo mejor de esta maravillosa idea es el increíble efecto que produce en las personas que padecen la enfermedad. «Es increíble, la verdad. Hay afectados que no son capaces de recordar lo que hicieron ayer, pero tienen grabada en la memoria la salida al mar que hicieron hace un año«, explica emocionado Edgar a Relevo.

«Hemos visto cambios de actitud enormes, y también cambios incluso físicos. Hay casos maravillosos. Recuerdo una persona que venía con un andador y al rato de salir al mar estaba caminando arriba y abajo por el catamarán«. recuerda Edgar. «Estos detalles son los que marcan que sabemos que estamos haciendo algo realmente muy chulo porque además les queda una reminiscencia, un recuerdo, un bienestar posterior que se alarga en el tiempo muchísimo más que otras actividades«.

«Lo rompedor del proyecto es que es muy dinámico. Todos los que hemos navegado sentimos ciertas sensaciones de paz, de tranquilidad de disfrute… y ellos esto también lo sienten. Que salgan de un centro de día, de una residencia y que vivan esta experiencia psicológicamente les hace mucho bien porque es como que la enfermedad durante ese tiempo que dura la actividad desaparece», reflexiona.

«Nacimos solo hace dos años y medio con la idea de acercar las personas de ese colectivo al mar, pero nos hemos encontrado que el recibimiento es espectacular y tenemos mucha demanda, de más de 5.000 personas al año. Vamos cubriendo lo que podemos poco a poco y en 2023 ya pudimos hacer actividades con 2.500 personas«, cuenta Edgar, que solo lamenta la falta de apoyo público.

«Si alguien que nos lee está en esta situación que no dude en contactar con nosotros porque no solo ofrecemos esta actividades, sino que también podemos orientar a muchas personas en el camino a seguir porque tristemente desde los hospitales no te derivan correctamente o no te dicen qué pasos debes tomar. Nosotros esto lo tenemos muy de mano y podemos ayudar a estas personas que estén sufriendo ahora mismo para acompañarlos y salir un poquito de su túnel», remata.

Nacho Gómez