Enclavados en la Cordillera de los Andes, la comunidad de Yarumal, en el departamento de Antioquia, está condenada a vivir del olvido. Es el lugar del mundo con mayor prevalencia de alzhéimer genético, cerca del 20% un grupo poblacional familiar de más de 6000 herederos lo padece o lo padecerá. La ‘maldición’ —como le llaman— se debió a una mutación genética que probablemente trajeron conquistadores españoles al país. Pero después de más de 30 años de estudio, científicos colombianos están probando un medicamento que podría contrarrestar los síntomas de la enfermedad.
Parece el peor lugar para nacer, todos están acostumbrados a que sus vecinos enfermen de demencia a muy temprana edad, los jóvenes viven sabiendo cuál podría ser su destino. A los 44 años inician los primeros problemas de memoria, a los 49 el desorden cognitivo evoluciona a Demencia, al final de los 50 ya los tiene casi postrados en la cama, y aproximadamente a los 60 les llega la muerte. No es un alzhéimer común, que suele aparecer a los mayores de 65 años, pero como cualquiera es progresivo e incurable.
El particular hecho de su desarrollo precoz pasó desapercibido por la medicina colombiana hasta que un joven vivió con su abuela paterna el drama de la enfermedad en Antioquia. Estando apenas en su residencia de neurología, Francisco Lopera conoció el caso de un paciente de 49 años que llamó su atención por su juventud y por sus antecedentes familiares: su padre, su abuelo y otros parientes habían fallecido por la misma razón.
La genética debía tener la clave, pensó, y se enfrascó en una investigación en la que lleva más de 30 años. Junto al Grupo de Neurociencias de Antioquia, Lopera consiguió la donación de cerebros y muestras de sangre de pacientes fallecidos de alzhéimer en esta región del país para estudiar sus procesos neurológicos. Así descubrió en 1995 que se trataba de una modificación genética a la que le llamaron ‘mutación paisa’ —término con el que se conoce a los habitantes del departamento de Antioquia—.
Evidenciaron que más del 20% de los seis mil miembros de las 25 familias estudiadas padecerían la enfermedad por ser portadoras de la mutación; es decir, 1.119 personas vivas, de las cuales 400 son niños y jóvenes. Y que la alteración genética fue introducida posiblemente por una pareja de origen vasco que se estableció en la zona en la época de la colonia española, pues encontraron los registros de los primeros sujetos que dieron lugar a la descendencia en 1745 y lograron identificar que todos los portadores tienen en su genoma un fragmento europeo que no poseen los no-portadores.
La mutación es un daño de lectura de un gen que Lopera explicó a Infobae con una comparación lingüística: «Si yo digo MESA, el código de letras tiene un concepto preciso, pero si cambio una de sus letras, por ejemplo, la E por una I, diría MISA, lo cual significa algo totalmente distinto».
Los genes están conformados por un código de cuatro letras: Adenina, Timina, Citosina y Guanina —CAGT—, si hay un cambio de una letra por otra, la acción del gen se modifica radicalmente. «Lo que pasa en la mutación paisa es que en el gen de la presinilina 1 en el cromosoma 14 —PSEN1— hay un cambio de una E por una A en el codón 280. Es un cambio de acudo glutámico por alanina que altera la proteína que controla el gen. Eso es lo que produce el defecto de la mutación E280A o mutación Paisa», aclaró Lopera.
El estudio, además, reveló que esta mutación solo se presenta en el mundo en el departamento de Antioquia, pero podría ser la respuesta para una posible prevención del alzhéimer. Por eso, desde la Universidad de Antioquia, Lopera conformó el API Colombia (Alzhéimer Prevention Iniciative) junto al Instituto Nacional de Salud de Estados Unidos, el Instituto Banner de Arizona, el laboratorio farmacéutico Genenntech y Roche de Suiza para conseguir una solución viable que contrarreste la alteración genética.
Lo que pudieron comprobar es que la modificación en el gen de la presinilina ocasiona la aparición de una «basura proteica» llamada amiloide, una sustancia que recubre el cerebro provocando la muerte de neuronas que desencadenan el alzhéimer. La acumulación empieza a los 28 años, por lo que el objetivo del grupo de investigación es reducir o detener su producción, o limpiar el cerebro de dicha basura, de tal forma que se pueda retrasar o prevenir los síntomas de la enfermedad precoz.
Para ello están probando un medicamento desarrollado por Genentech/Roche que limpia el celebro de amiloide, y que está siendo probado en 252 voluntarios sanos de entre 30 y 60 años que tienen alto riesgo de desarrollar alzhéimer, por ser parte de las 25 familias antioqueñas estudiadas al inicio de la investigación.
«El resultado va a ser importante sea cual sea. Se considera que, si fuésemos capaces de retrasar el inicio del alzhéimer solo 5 años, la prevalencia de la enfermedad bajaría a la mitad y con ella los costos asociados. Si el estudio es positivo indicaría que hemos encontrado la manera de prevenir o retrasar los síntomas. Y si es negativo va a poner en la cuerda floja la hipótesis amiloidea, lo que nos obliga a los científicos a replantear la intervención», indicó Lopera a Infobae.
Pero no todo estaría perdido en la segunda posibilidad. Pues aun falta desarrollar un mecanismo de prevención primaria, para tratar a personas de menos de 28 años propensas a padecer la enfermedad para impedir la producción y acumulación del amiloide en sus cerebros.
«En la enfermedad de alzhéimer hay otra basura proteica que se llama TAU, que hace más daño que el amiloide. Esa proteína se empieza a depositar a los 38 años, 10 años después del amiloide. La combinación de ambas son las que destruyen el cerebro que termina en demencia. Si lográramos impedir la producción de amiloide podríamos encontrar la manera de impedir que se dañe TAU, una posible solución preventiva», manifestó Lopera.
Por eso, el proyecto es único en el mundo. Y tendría repercusiones más que favorables, teniendo en cuenta que cada año se registran 10 millones de nuevos casos de demencia a nivel mundial, siendo el alzhéimer el 70% de los mismos, de acuerdo con cifras de la Organización Mundial de la Salud (OMS). No obstante, solo hasta 2022 se sabrán los resultados finales de la investigación de la Universidad de Antioquia, Banner y Genentech/Roche.
Fuente: infobae.com