Un estudio publicado en «British Medical Journal» confirma que existe una relación entre la educación y la acumulación de placa y ovillos de proteínas defectuosas que provoca la muerte gradual de las neuronas característica de la enfermedad de Alzheimer.
Las causas de la enfermedad aún no se conocen con precisión y el desarrollo de los fármacos disponibles ha sufrido contratiempos de envergadura. De este modo se ha dedicado la atención a dar con formas de reducir la cantidad de casos que se producen a través de los factores de riesgo antes de que se produzca la enfermedad. Esta estrategia ha tenido cierto éxito: la investigación del Cambridge Institute of Public Health mostró que la incidencia de Alzheimer está descendiendo en el Reino Unido, probablemente debido a mejoras en la educación, la reducción del consumo de tabaco y una alimentación y un ejercicio mejores.
Este último estudio, titulado «To determine which potentially modifiable risk factors, including socioeconomic, lifestyle/dietary, cardiometabolic, and inflammatory factors, are associated with Alzheimer’s disease» paticiparon 17.008 pacientes de Alzheimer y 37.154 controles. En él se tuvieron en cuenta veinticuatro factores de riesgo potencialmente modificables.
Los estudios de observación convencionales muestran de forma sistemática que un bajo nivel educativo está asociado a un mayor riesgo y se calcula que el 19 % de los casos pueden deberse a una educación deficiente.
Los indicios no conclusivos de estudios de observación convencionales apuntan a los siguientes factores de riesgo: obesidad; hipertensión y colesterol alto durante la mediana edad; diabetes; Consumo de tabaco Concentraciones bajas de vitamina D y folato; hiperhomocisteinemia (un nivel elevado del aminoácido homocisteína en el plasma sanguíneo), y concentraciones altas de proteína C reactiva (una proteína de fase aguda que ejerce de marcador de inflamación o infección). El ejercicio físico, una dieta equilibrada, un consumo de alcohol moderado y el consumo de café se asocian con un riesgo menor.
Los investigadores, apoyados en parte por la Unión Europea a través del consorcio del proyecto COSTREAM, explicaron que los indicios disponibles son mayormente inadecuados dado que los estudios de observación suelen basarse en información declarada. Son por tanto susceptibles a dudas que surgen de la relación entre causas y efectos. Los datos de ensayos aleatorizados son escasos y no conclusivos.
Nuevos datos para alimentar el debate
Los investigadores agruparon los riesgos en categorías: socioeconómicas, estilo de vida y dieta, cardiometabólicas e inflamatorias. Estudiaron así las variantes genéticas que aumentan el riesgo de someterse a distintos factores de riesgo ambientales para comprobar si estos eran más comunes en diecisiete mil pacientes de Alzheimer. Los resultados apuntan a una asociación mayor de las variantes genéticas que predicen un logro educativo más elevado.
«Estos datos refuerzan la idea de que la educación está asociada a un riesgo menor de padecer Alzheimer —explicó la Dra. Susanna Larsson—. Sugiere que la mejora de la educación podría reducir considerablemente la cantidad de personas que sufren esta enfermedad devastadora».
Aún no se sabe a ciencia cierta el modo en el que la educación podría reducir el riesgo de Alzheimer pero podría guardar relación con lo que se denomina la «reserva cognitiva», esto es, la capacidad para obtener redes encefálicas alternativas o utilizar estructuras o redes neuronales que normalmente no se emplean para compensar el envejecimiento del encéfalo. Otras investigaciones han mostrado que la misma cantidad de daños en el encéfalo se asocia con un Alzheimer menos grave y frecuente en personas que han recibido más educación, lo cual podría respaldar esta teoría. Los datos apuntan a que la educación, que contribuye a mejorar los circuitos encefálicos, podría aumentar la reserva de redes encefálicas capaces de seguir funcionando.
COSTREAM (Common mechanisms and pathways in Stroke and Alzheimer’s disease) reúne a epidemiólogos, genetistas, radiólogos, y neurólogos que estudian las similitudes entre el ictus y el Alzheimer, las cuales muestran patogénesis superpuestas. El equipo se sirve de su enorme red internacional para relacionar grandes bases de datos y combinar estrategias analíticas nuevas con tecnologías emergentes en el campo de la genómica, la metabolómica y las imágenes encefálicas por resonancia magnética.
Fuente:http://cordis.europa.eu/news