Es tan importante pensar en el paciente como en el cuidador
Cuando la demencia se cuela en la vida de una persona trastoca su existencia, pero también la de todos los que le rodean. El acompañamiento resulta un trance difícil, pero este se hace incluso más duro cuando toca hacer un abordaje desde los cuidados paliativos.
El deber de cuidado
Para la psicóloga, el deber del cuidado se convierte en un acto de resistencia: “preservar juntos su historia, su dignidad y los lazos que la unen al mundo. Porque, al final, no son los recuerdos los que definen a alguien, sino el amor con el que vive y es acompañado”. Y añadió que “a veces, cuando uno cuida y la otra persona no puede comunicarse, cuesta mucho, pero al final debes dejar que siga siendo uno mismo. A veces es difícil, porque el paciente no controla y surge el sentimiento de protección, pero hay que dejar que siga siendo esa persona”.