La enfermedad se diagnostica en la clínica mediante el uso de biomarcadores sanguíneos, al igual que ocurre con otras enfermedades importantes como la diabetes y las enfermedades cardiovasculares.
Un comité de clínicos e investigadores de todo el mundo creado por la Asociación Internacional de Alzheimer y el Instituto Nacional Americano sobre el Envejecimiento ha publicado las nuevas directrices para el diagnóstico de la enfermedad de Alzheimer.
Según estos criterios, presentados este domingo en el Congreso Internacional de Alzheimer celebrado en Ámsterdam (Países Bajos), la enfermedad se diagnostica en la clínica mediante el uso de biomarcadores sanguíneos, al igual que ocurre con otras enfermedades importantes como la diabetes y las enfermedades cardiovasculares.
«Ahora disponemos de una nueva generación de biomarcadores para detectar la enfermedad de Alzheimer de forma cada vez más eficaz. Ya hemos adquirido mucha experiencia con ello en nuestro centro de Alzheimer, pero a largo plazo la prueba también puede aplicarse con éxito tras la derivación de un médico de cabecera«, ha comentado una de las autoras de las directrices, Charlotte Teunissen, catedrática de neuroquímica del UMC de Ámsterdam.
Anteriormente, el Alzheimer se definía identificando la patología cerebral y el deterioro cognitivo con que se manifestaba la enfermedad. En la nueva guía, la enfermedad se diagnostica mediante biomarcadores.
«En los últimos años se han desarrollado y validado clínicamente más biomarcadores con un excelente rendimiento diagnóstico. Y están por llegar más«, recoge el documento.
Igualmente, los autores apuntan que el nuevo enfoque de lucha contra el Alzheimer «también es relevante y está cobrando impulso porque algunas terapias dirigidas, como el lecanemab, contra el Alzheimer ya han sido aprobadas en Estados Unidos«.
Un diagnóstico permite a los pacientes tener más control sobre la siguiente fase de sus vidas. «El deseo de saber si se padece o no la enfermedad de Alzheimer hace que el uso de biomarcadores sanguíneos sea tan relevante, además de ser la puerta de entrada al tratamiento«, apuntan.
Además, resaltan que un análisis de sangre es «un método relativamente barato y puede utilizarse en muchos lugares». «Antes, sólo las clínicas especializadas podían hacer un análisis adecuado, y por tanto ofrecer un diagnóstico, a través de un análisis de sangre. Además, es mucho menos estresante para el paciente que el método actual», han indicado.
En la actualidad, el Alzheimer se diagnostica mediante el análisis del líquido cefalorraquídeo, adquirido a través de una invasiva punción lumbar, o mediante un costoso escáner PET. Se cree que ambos métodos pronto serán también menos necesarios en el diagnóstico del Alzheimer.