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Schekman: Sin tratamiento, el alzhéimer y párkinson serán un problema mundial.

 

Valencia, 7 jun (EFE).- El premio Nobel de Medicina de 2013, Randy Schekman, advierte de que las enfermedades neurodegenerativas, como el alzhéimer o el párkinson, serán uno de «los problemas más acuciantes del mundo», y ve fundamental el apoyo gubernamental y la filantropía privada para avanzar en su investigación.

En una entrevista con la Agencia EFE, Schekman, quien forma parte del jurado de los Premios Rey Jaime I, destaca que en los últimos años ha habido «un tremendo progreso» en oncología y cardiología pero no ha ocurrido lo mismo con las enfermedades neurodegenerativas, para las que todavía no hay ningún tratamiento.

Lamenta lo poco que se ha avanzado respecto de este tipo de patologías, que él ha vivido muy de cerca, pues su mujer murió en 2017 tras veinte años enferma de párkinson. «Es tan devastador… -recuerda-. No hay nada que hacer más que ver a un ser querido desaparecer delante de tus ojos».

«Tendremos que depender del apoyo gubernamental y la filantropía privada, de lo contrario no habrá avances», asegura este biólogo celular estadounidense, quien confía en el apoyo privado, pues reconoce que los gobiernos «solo pueden llegar hasta cierto punto».

Además, ve un gran interés por la investigación sobre este tipo de enfermedades por parte de personas «muy acaudaladas», como el fundador de Facebook, Mark Zuckerberg; el cofundador de Google Serguei Brin y el cofundador de Microsoft Bill Gates.

«Ahora mismo hay bastante riqueza privada dirigida a las enfermedades neurodegenerativas», señala para valorar que tanto personas a título particular como gobiernos estén comprometidos con estas enfermedades porque, a su juicio, «cada vez van a afectar a un fracción mayor de la población».

Cree que los políticos se toman en serio la investigación médica y muestra de ello es que a pesar de «las propuestas presupuestarias tan duras» del presidente Donald Trump, el Congreso estadounidense «las ha echado abajo y ha incrementado la financiación del Instituto Nacional de Salud».

Sin embargo, critica que el Gobierno de Trump «no tiene política alguna al respecto», se muestra «antagonista a la ciencia en general» y tiene «una actitud antiintelectual» sobre asuntos como el cambio climático o el medio ambiente.

De Trump asegura a EFE que es «un ignorante» que no tiene «ningún tipo de conocimiento ni es capaz de apreciar la ciencia o los hechos sencillamente». «No hay ningún tipo de comprensión ni de respeto hacia la ciencia por parte de Trump», proclama.

Sobre la moda existente entre algunos padres de no vacunar a sus hijos, alerta de que le parece «una locura» y considera que se trata de «ignorancia», pues este tipo de decisiones se «fundamentan en nociones erróneas sobre el origen de algunas enfermedades».

Apunta que esa idea surgió hace veinticinco años, cuando un médico inglés publicó en una revista clínica un artículo que decía que la inmunización causaba autismo, y lamenta que aunque se demostró que era falso y que los datos estaban manipulados, la corriente todavía se mantiene.

Schekman indica que quienes no vacunan a su hijos «lo hacen bajo su propio riesgo», aunque insiste en que «está mal y es peligroso» y aboga por que todo el mundo sepa «lo malo que es» no inmunizar a los niños.

Respecto de la homeopatía, considera que es «magia». «Es desear que las cosas sean como no son», señala para admitir que tras la homeopatía existe todo «un negocio multimillonario que se fundamenta en la nada absoluta».

Schekman ve «imposible» predecir cuál será el próximo gran avance médico y cree que esa «es la belleza de la ciencia». «Sucederá, pero muy pocos serán capaces de predecirlo», indica.

Sobre el cambio de Gobierno en España, afirma no conocer lo suficiente la política de este país, por lo que lo único que sabe es que hay un nuevo gobierno y admite desconocer quién se ha convertido en presidente.

Randy Schekman ganó el Premio Nobel de Medicina en 2013 junto a otros dos investigadores por sus descubrimientos de la maquinaria que regula el tráfico vesicular. EFE