Los primeros síntomas de la enfermedad de Alzheimer pueden aparecer hasta cuatro años después en una persona bilingüe que en una que solo habla una única lengua. Las personas que hablan más de un idioma pueden cambiar de tarea mental más rápidamente y sufren menos distracciones que las personas que solo saben uno. Son solo algunos de los múltiples beneficios que varios expertos destacan en un cerebro bilingüe, unas afirmaciones que se basan en varios estudios publicados en las últimas décadas.
Más allá de tener más riqueza de vocabulario, más patrones fonéticos y facilidad para aprender nuevas lenguas, saber dos idiomas implica un conjunto de beneficios en el aspecto cerebral. Contrariamente a lo que se pensaba en la década de 1960, en la que se consideraba que el bilingüismo era una desventaja porque forzaba al niño a gastar demasiada energía en la distinción de dos lenguas y se veía la mezcla de palabras y expresiones como un rasgo negativo, estudios recientes demuestran todo lo contrario: saber más de un idioma tiene efectos muy beneficiosos para la mente.
Uno de los beneficios más destacados tiene que ver con el retraso en la aparición de los primeros síntomas de demencias seniles como el Alzheimer, que en una persona bilingüe aparecen de media cuatro años más tarde que en una monolingüe. Es lo que constata un estudio de investigadores canadienses que analizaron el historial clínico de 91 enfermos de demencia monolingües y 93 bilingües. El estudio concluyó que los bilingües habían empezado el deterioro cognitivo a los 75,5 años de media y los monolingües, a los 71,4 años. En este sentido, los investigadores concluyeron que hablar varias lenguas actúa como reserva cognitiva. Es esta reserva, esta actividad mental, «la que ayudará a preservar durante más tiempo la cognición de las personas bilingües que padecerán una enfermedad de degeneración neuronal», según explica Llorenç Andreu, profesor de los Estudios de Psicología y Ciencias de la Educación de la UOC y director del máster universitario de Dificultades de Aprendizaje y Trastornos del Lenguaje.
Pero al margen de este hecho, otros estudios también destacan una serie de ventajas cognitivas. Un opúsculo coordinado por Llorenç Andreu, Miquel Strubell y Elena Sintes que reunió todos estos estudios pone de relieve que los bilingües obtienen mejores resultados a la hora de analizar oraciones, tienen más habilidad a la hora de resolver problemas que contienen trampas y tienen la capacidad de cambiar de tarea mental con más rapidez. Además, controlar dos lenguas permite tener una alta capacidad de ignorar cierta información irrelevante y ser más rápido a la hora de decidir entre diferentes opciones de respuesta.
Los inconvenientes de ser bilingüe
A pesar de ello, ser bilingüe también implica algunos inconvenientes, como apunta Maite Puigdevall, profesora de los Estudios de Artes y Humanidades de la UOC y directora del programa del máster universitario de Estudios Catalanes. La filóloga, que forma parte de la red The New Speakers Network, explica que, en los primeros momentos del proceso de adquisición de las lenguas, los bilingües pueden tardar un poco más que los monolingües a producir lenguaje y alcanzar sus competencias básicas. «Tienen que aprender más vocabulario e incluso estructuras muy distintas, dependiendo de la combinación de lenguas, y deben aprender también con qué lengua deben hablar con quién y en qué momento es adecuado hacerlo», destaca. Añade que los niños bilingües pueden tener un vocabulario menos extenso si se compara con el de los monolingües, pero que, al final, el cómputo total de palabras siempre es más elevado. También explica que pueden aparecer algunos problemas o frustraciones si el niño, sobre todo adolescente, no entiende por qué los padres insisten en hablarle una lengua diferente en casa cuando en su entorno se habla otra lengua.
Andreu añade que los estudios de denominación, que consisten en medir el tiempo de respuesta a la hora de decir el nombre de imágenes, ponen de relieve que los niños bilingües son algo más lentos. Las dudas gramaticales son otro hándicap.
Sin embargo, según los expertos los beneficios del bilingüismo y el multilingüismo son superiores a las desventajas. Andreu recomienda a las familias en las que los progenitores hablan idiomas diferentes que cada uno se comunique con su lengua materna con el hijo desde el momento en que nace. «No hay límite en el aprendizaje», constata. Así, por ejemplo, puede darse el caso de que un niño se familiarice desde la cuna con más de tres o cuatro idiomas y que los pueda llegar a hablar y entender a la perfección, siempre y cuando la exposición a estas lenguas sea constante a lo largo de su vida, especialmente durante los primeros años. «No basta con poner dibujos animados en inglés o apuntarlo a una academia dos días a la semana. La exposición al idioma debe ser muy activa y eso pasa por leer, preguntar o pedir con el idioma que se desea aprender», asegura Andreu.
El periodo de 0 a 3 años, vital para aprender una lengua
Si en el seno de la familia solo se habla una lengua, Andreu aconseja incorporar una segunda lengua lo antes posible. Y sitúa este umbral antes de dos o tres años de vida. «Es en esta etapa cuando puedes percibir y articular todos los fonemas de cualquier lengua», afirma.
¿Y qué ocurre en el cerebro a partir de dos años? Los estudios hablan de la hipótesis del periodo crítico, defendida por el lingüista y neurólogo Eric Lenneberg, según la cual la capacidad de aprender bien una lengua baja al llegar a la pubertad porque el cerebro pierde plasticidad. En este sentido, los niños pueden aprender el lenguaje más fácilmente que un adulto por la plasticidad de sus cerebros, que están en pleno desarrollo, y esta plasticidad les permite usar los dos hemisferios cerebrales en la adquisición del lenguaje. En cambio, en la mayoría de adultos, el lenguaje está lateralizado en un hemisferio, normalmente en el de la izquierda, que es el dominante y analítico en los procesos lógicos. El derecho, por su parte, es más activo en los procesos emocionales y sociales. Lo explica Mia Nacamulli, escritora, educadora y miembro de la organización sin ánimo de lucro World Education Service, en la plataforma educativa TED Ed, una organización sin ánimo de lucro que difunde contenidos por las redes de todo tipo de temas.
El dominio de tres lenguas en la escuela: ¿una quimera?
En el año 2002, los jefes de estado o de gobierno de la Unión Europea pidieron la enseñanza de al menos dos lenguas extranjeras desde una edad muy temprana. Pero la realidad quince años después es muy diferente. Según recogía un estudio de la Cátedra de Multilingüismo Linguamón-UOC, al menos la mitad de los alumnos de primaria aprenden un idioma extranjero. Sin embargo, el documento pone de relieve que las ventajas del aprendizaje de idiomas en una edad temprana solo se suman si se forman específicamente los profesores para que enseñen a niños pequeños, si las clases son reducidas, si se dispone de materiales adecuados y si el plan de estudios dedica suficiente tiempo a las lenguas.
Según datos del Eurobarómetro, el 54 % de los ciudadanos de la Unión Europea se declara capaz de mantener una conversación en al menos un idioma que no sea su lengua materna. Los porcentajes varían mucho entre los países: mientras que el 82 % de malteses y suecos dice que se siente competente en la primera lengua extranjera, en Francia solo es competente el 14 % y en el Reino Unido, el 9 %.
Fuente: www.levante-emv.com