Sólo dos de cada diez hogares con un enfermo de Alzheimer tiene zonas adaptadas a la enfermedad, y cuatro de cada diez se enfrentan a diario a barreras arquitectónicas en la calle, por lo que los expertos recomiendan incorporar colores y señales direccionales en el urbanismo de las ciudades.
Durante una jornada titulada 2Arquitectura e Innovación para las personas con demencia», organizada por Sanitas Mayores y la Universidad Pompeu Fabra, expertos internacionales han hecho propuestas para adaptar esos ambientes a las necesidades de vivir con demencia.
Según las cifras aportadas en la jornada, cerca de 1,2 millones de españoles viven con Alzheimer, con lo que uno de cada 4 hogares convive con esta enfermedad y la mayoría de cuidadores tienen que hacerlo «en entornos poco amigables fuera y dentro de sus hogares».
El profesor Graham Stokes, director global de Cuidados de Demencia de la multinacional sanitaria Bupa, ha puesto de relieve el difícil panorama al que hacen frente a diario las personas que viven con demencia y sus cuidadores.
«Vivimos en sociedades cada vez más envejecidas, con 46,8 millones de afectados por demencias en el mundo. Y se da en entornos cada vez más urbanizados, en grandes ciudades. Es necesario adaptar estos entornos a las necesidades de estas personas», según Stokes.
En la jornada se ha presentado el 2Estudio Sanitas Barreras Físicas y Alzheimer», según el cual un tercio de los cuidadores de enfermos de Alzheimer se encuentra alguna barrera física al menos una vez al día y un 43 % se la topa cada vez que sale de casa.
Ocho de cada diez cuidadores afirman que no detectan compromiso social para convertir las ciudades en entornos amigables.
Los ponentes han coincidido en señalar el hogar como uno de los primeros puntos de actuación ya que ocho de cada diez personas que viven con esta enfermedad son cuidados en domicilios privados, pero solo dos de cada diez disponen de accesos y zonas comunes adaptadas.
El arquitecto Mauro Cuesta ha explicado las medidas a tomar para hacer del hogar un entorno amigable con la demencia como «eliminar o controlar los elementos de riesgo físico o que puedan generar situaciones de estrés; adaptar las texturas y colores de manera que se cree un contraste adecuado y adaptar espacios de transición».
El jefe de Dirección Asistencial de Sanitas Mayores, David Curto, ha asegurado que «la adaptación del entorno mejora los síntomas de la enfermedad».
«Por ejemplo, los colores llamativos pueden provocar en un enfermo episodios de estrés, por lo que es recomendable pintar la casa con tonos suaves y evitar muebles de colores llamativos. Sin embargo, nos encontramos con otra barrera: el coste de estas reformas. Tres de cada diez cuidadores afirma que los espacios comunes no están adaptados por motivos económicos», ha advertido.
Fuente:EFE